5/13/2012

Capítulo 1 / El Capitán

Un héroe de guerra, laureado varias veces y con fama de aguerrido y de ser el más valiente del regimiento.
Un militar modelo, pero en privado un puto cabrón.


Aquella noche Dani, como le llamaban todos sus compañeros, le tocó guardia en el polvorín y pasadas las dos de la madrugada el aburrimiento pudo con él y se quedó dormido, despatarrado en el suelo y apoyado contra una pared.
Antes se había hecho una paja y aunque ya había guardado el pajarito, la bragueta aún estaba desabrochada, igual que el cinturón, y el mosquetón también estaba tirado a su lado.
Sólo tenía dieciocho años, recién cumplidos, y aún no le había dado tiempo de adaptarse del todo a la disciplina militar.
Una patada en el costado lo devolvió al mundo consciente y la bota que le pateó era precisamente la del heroico Capitán.

“En pie, cabrón”, resonó a la entrada del arsenal.
El chaval, sobresaltado no atinaba a levantarse y a duras penas se puso de pie con los pantalones medio caídos y el resto del uniforme desaliñado.
“Firme, hijo de puta!. Esto te va a costar un consejo de guerra, soldado!”.

Dani palideció y casi cae al suelo otra vez pero sin sentido.
El mundo se derrumbaba a sus pies y la tierra se abría para tragárselo vivo, pero quien se lo iba a tragar por el momento era el Capitán, que estaba furioso y las venas del cuello parecía que le estallarían de un momento a otro.

El militar tenía la cara roja de ira y un cabreo que no se lo saltaba un torero.
El chico no sabía que decir ni como disculparse alegando algo en su defensa.
Estaba perdido. No sólo se habían acabado sus días en el ejército sino que en mucho tiempo no vería la luz del día más que entre rejas.
Su destino inmediato era un castillo, que es como se denomina en la jerga militar a la puta cárcel.

“Te voy a meter un puro que te vas a cagar, puto mierda! que no tenéis cojones ni para sostener en la mano un arma. Firmes, coño! Que pasa. Te la estuviste cascando?
vicioso del carajo! Esa es la forma reglamentaria de llevar un uniforme?
Puto imbécil! Te vas a pudrir en un calabozo hasta que te salgan hongos en los cojones! Nadie te dio permiso para que te subas los pantalones y te los sujetes!”
 “No, mi Capitán”, dijo Dani y dejó que los pantalones se le escurriesen hasta el suelo.
“Y esos calzoncillos que llevas?  Son los gayumbos adecuados según el reglamento? O son de puto maricón?...Contesta, soldado!”

 Dani se había puesto unos slip de color verde con el nombre de la marca en la cinta ancha de la cintura, en lugar de los blancos de algodón que daban con el uniforme. “No, mi capitán”, negó el chico.
“No, qué?  No son de un puto maricón o no son los reglamentarios, soldado?... Habla, estoy esperando una respuesta, gilipollas! No vales ni una mierda pinchada en un palo y menos después de que te arreglen el cuerpo en la prisión....Es el lugar ideal para un mariconazo con ganas de que le jodan el culo. Ja ja ja”.
Rió el Capitán la ver el rostro descompuesto y desencajado del chico.

“Puedo subirme los pantalones, mi capitán?”
 “Y cual es el problema?”, dijo el oficial. “Acaso a la señorita le da vergüenza enseñar las braguitas?...Hummmm. Date la vuelta, monada. A ver que culito tiene la nena”, dijo el Capitán burlándose de Dani y sin dejar de reírse.

El chico estaba agarrotado y era incapaz de mover ni un músculo.
“Estoy esperando, puto de mierda! No me has oído?....Quiero verte el puto culo, maricón!”
 Y sin más agarró al chaval por un brazo y lo giró contra la pared.
Y dijo de nuevo: “Mira que culito respingón tiene el chico. Y seguro que sin un pelito como el de una nena. Estoy pensando en no dar parte y meterte un puro, a cambio de meterte este cipote por el culo y follarte vivo, cabrón!”, dijo el Capitán frotándose la entrepierna con una obscenidad descarada.

Dani sudaba y le temblaba hasta el nombre.
Realmente estaba cagado de miedo y aquel sádico se las estaba haciendo pasar putas por una mierda de porro que se fumó al empezar la guardia y lo dejó grogui.
Le olía en la nariz que el puto cabrón del Capitán lo iba a joder bien jodido, ya fuese dándole por el culo o metiéndolo en una cárcel militar durante los mejores años de su vida.
Además de que allí también le diesen por detrás tanto los reclusos como los vigilantes del penal.
Un chaval tan joven y guapo, con un cuerpo bien definido y un culo redondo, duro y sin vello, aún por estrenar, eran suficientes alicientes para entrar con el título de la puta oficial del presidio para quien la quisiese usar.
Su futuro no era negro. Era peor.

“Bien, jodida zorra. Elige tú mismo”, soltó el Capitán.
Y siguió: “Lo tienes muy fácil y me coges en un día generoso. O pones el culo ahora, o te mando a un castillo para que te jodan igual. Si es sí, que te ofreces para que te folle, bájate los calzones y ábrete de patas que te la meto hasta el fondo y te rompo el culo a vergazos. De lo contrario, intenta subirte los pantalones y a parte de meterte un tiro en donde me salga del pito, te hago un parte por abandono del servicio, dormirte durante la guardia en el arsenal, con grave riesgo de amenaza para la seguridad del cuartel, insubordinación, falta de respeto y agresión a un superior e intento de fuga. No te baja de veinte años la condena. La decisión es tuya, soldado. Y no tardes mucho que tengo poca paciencia”.

Y así como pronunció la última palabra sacó la verga de la bragueta y se empezó a masturbar para ponérsela dura y gorda como la porra con que un guardia reprime una manifestación supuestamente ilegal.

Dani, se lo pensó. Dudó. Estuvo por agacharse y taparse el culo, pero se bajo los calzoncillos. Y el hijo de la gran puta del Capitán le dio la vuelta otra vez y de un manotazo lo arrodilló a su pies, diciendo: “No tengas tanta prisa para que te folle, marica, que primero me la chupas y así no tengo que escupirte en el agujero para metértela sin que me la despellejes, hijo de perra... Por curiosidad. Eres virgen?”

Sin fuerzas y casi si articular las palabras el chico contestó, “Sí, mi Capitán. Por delante y por detrás, señor”.
“Pues mama que tu vida va a cambiar”, agregó el oficial al tiempo que le hacía tragar su rabo al muchacho.
Dani sintió repugnancia y no podía abrir suficientemente la boca para que se la follase aquel cabrón, pero una hostia sonora en su cara, acompañada de un “Abre la puta boca, mamón!”, le aconsejó meterse la tranca del Capitán e intentar chupársela.
Pero otra leche le ayudó a afinar su labor, al oír: “Abrela más que me rozas con los jodidos dientes, cabrón de mierda!”
Y la abrió y se la mamó lo mejor que pudo y supo, con la vana esperanza de que con eso acabase su martirio.
Pero no terminaba aún su suplicio. Cuando el Capitán noto que se corría, le dio un empujón que lo tiró de espaldas al suelo y le gritó: “ponte a cuatro patas, maricón!, que te voy a hacer la zorra más feliz del mundo”.

Y se la empotró por el ojo del culo sin delicadeza alguna.
El chico creyó morir del dolor y estaba seguro que su carne se había partido a la mitad, siguiendo la raja del culo.
Pero tras el puntazo brutal, vino el bombeo inmisericorde, dentro de su recto, de un cacho de carne caliente y dura como un hueso, que se le clavaba tan dentro que le erizaba los pelos en cada embestida.
Pero los pocos años le traicionaron y el frotamiento en la próstata del chaval hizo que su verga se levantara, tiesa como un poste, y vertiera gotas de líquido por la uretra.
Y lo mayor tragedia es que el capitán se dio cuenta de ello y exclamó: “Ya sabía yo que eras un zorra de categoría. Así que tanto remilgo y te gusta, puta!. Disfrutas como una perra en celo montada por el macho. Eso me gusta, hijo de perra! No sufras que no te voy a abandonar tan pronto”.

Y con unos cuantos trallazos y movimientos de pelvis se corrió dentro del chico. Fue una lechada abundante y espesa que al muchacho le costó seis esfuerzos con el ano para poder cagarla.
Y el valiente oficial, distinguido en muchas batallas dijo: “Joder!. Qué polvo!. A partir de ahora serás mi puta y te joderé todos los días, pero en mi casa... En lugar de ir a un castillo serás mi asistente. Vístete y presentate mañana a tu nuevo destino, soldado”.

Sí, señor...A las órdenes de mi Capitán, señor”, respondió el soldado, cuadrándose y haciendo el saludo militar.
La vida de Dani había cambiado para siempre.
Como primera orden de su nuevo estatus, su capitán le prohibió que se masturbase y se tocase el pene o el culo sin su permiso.
A la semana de servirle de asistente al oficial, el chico temía que un día terminaría deseando y esperando descargar sus cojones mientras aquel chulo, cargado de medallas, le daba por el culo.
 Y lo peor era que ya empezaba a notar un gusto especial dentro de su barriga cuando sentía la descarga de leche que le metía su capitán por el culo.
Aunque en la boca todavía le daba repugnancia y a duras penas lograba contener las nauseas.



Sólo a base de las hostias que le arreó en la cara el jodido héroe de guerra, fue capaz de digerir el semen espeso y blanco, como la nata, que soltaba el puto animal por el congestionado capullo de su verga y que se lo clavaba en la garganta sin poder hacer otra cosa que tragar o morir ahogado por falta de aire. Sin respirar ni paladearlo, como si fuese un desagradable jarabe medicinal, Dani engullía el esperma de su Capitán viendo su mirada lasciva y la sonrisa burlona con que le llamaba puta guarra o zorra, mientras descargaba su cojones en sus amígdalas. Entre tomar por el culo o saborear el salado y repulsivo gusto de la lefa del puto cabrito, el chico ya prefería mil veces que le rompiese el ano a pollazos aquella bestia, que se enloquecía en cuanto le pegaba los huevos a las nalgas, como si pretendiese metérselos para adentro también.
Le destrozaba el recto y le quedaba una sensación de flojera en el esfínter y las tripas, como si tuviese permanentemente ganas de cagar, pero al sentarse en la taza del retrete ya no echaba nada más que algún pedo, con sonido acuoso, y algo de babilla de tanto esforzarse para vaciar su barriga.

Dani empezaba a intuir que su vida en el ejército sería la de un puto esclavo y el cabrón de su Capitán era su jodido amo mientras no se le hartasen las pelotas de follarlo y joderlo vivo a diario.

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